Plaza de San Pedro
Está claro que Bernini (1598-1680) no daba abasto. No se muy cómo se las arreglaba el artista napolitano, pero media Roma lleva su firma. Estoy exagerando un poco, pero no hay duda de que el Miguel Ángel del Barroco era un hombre desbordado de trabajo.
Gracias al favor de Urbano VIII y Alejandro VII (los Papas en el periodo comprendido entre 1623 y 1665) Bernini dominó con mano firme el mundo del arte en Roma durante el siglo XVII. Y otros grandes artistas como Borromini o Pietro da Cortona, tuvieron que conformarse con un papel secundario.
Qué ver en la Plaza de San Pedro
La entrada monumental: ya en la fase final de su carrera, Bernini recibió uno de sus encargos más importantes: remodelar la plaza de San Pedro para conseguir una grandiosa entrada y de gran aforo para los fieles a la Basílica de San Pedro, que Bramante, Miguel Ángel y Maderno habían diseñado durante décadas.
La columntata de Bernini: el espacio que ocupaban pequeños oratorios e iglesias fue limpiado y Bernini diseñó su célebre columnata, unos brazos que abrazan al fiel formados por 284 columnas y 88 pilares. Es un pórtico de cuatro filas. En lo alto casi 150 estatuas de santos, muchas de ellas modeladas en cera por el propio Bernini y esculpidas por su inmenso taller de discípulos (sin decenas de discípulos, el genio napolitano no podía cumplir los plazos, eso seguro…).
La columnata de Bernini se erigió como un acierto arquitectónico y urbanístico, dotando de funcionalidad y simbolismo a la plaza que se convertiría en el centro del catolicismo y uno de los lugares más importantes de toda la cristiandad. A la hora de visitar Roma, los creyentes no pueden evitar la emoción al penetrar en este lugar.
El Obelisco Vaticano del Circo de Nerón: en el centro de la plaza se halla este obelisco traido hasta desde Alejandría por el célebre Calígula a principios del siglo I d.C. Carlo Maderno se encargó de colocar esta pieza por petición de Sixto V a finales del siglo XVI, décadas antes de que Bernini empezase a trabajar en la columnata.
Ver al Papa: si está en Roma esos días, el Pontífice sale los miércoles a las 10:30 para la Audiencia y los domingos a las 12 para el Ángelus. Es un acontecimiento importante, seas o no católico.
Dice la leyenda que los arquitectos e ingenieros se las vieron y se las desearon para cumplir con la exigencia del Papa, hasta el punto de que poco faltó para que se viniese abajo a la hora de levantarlo.
Puedes aprovechar cuando estés aquí para acercarte a ver los Museos Vaticanos, que son otro de los grandes imprescindibles en una visita cultural a Roma.
Recomendaciones para la visita
Todos los caminos llevan al Vaticano, pero yo recomiendo cruzar por el Ponte Umberto I o por el Ponte Sant’Angelo y dirigirse hacia el Vaticano por la Via della Conciliazione. Impresiona ver en perspectiva la fachada de San Pedro. Un prodigio urbanístico y escenográfico que deberás inmortalizar con algunas fotos.
Cómo llegar
En Metro: Ottaviano, línea A
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