Basílica de San Clemente
En un viaje corto a Roma no es posible visitar todas las iglesias y basílicas de la ciudad, por lo que deberemos elegir según nuestras preferencias. ¿Nos interesa el origen del culto cristiano? Entonces, no podemos perdernos la Basílica de San Clemente, una de las joyas arquitectónicas paleocristianas.
Un paseo misterioso bajo tierra
Nos debemos detener en el origen de San Clemente ya que explica sus diferentes estratos arquitectónicos. Durante el siglo II, este espacio estaba ocupado por una mansión romana propiedad del cónsul Tito Flavio Clemente, convertido al Cristianismo cuando esta religión aun estaba prohibida. En su mansión se desarrollaban ceremonias cristianas clandestinas.
Más tarde, se construyó en el patio un templo a Mitra, una de las divinidades preferidas por los militares romanos. Con este templo como base, se edificó una basílica cristiana después de que esta religión fuese legalizada tras el Edicto de Milán del 313.
Los restos de esta primitiva construcción romana fueron descubiertos tras una excavación a mediados del siglo XIX. Y es que la basílica original fue destruida tras el saqueo de los normandos a finales del siglo XI, quedando abandonada durante décadas.
Hoy en día, los restos de las construcciones primitivas constituyen el principal atractivo de San Clemente. Desde la sacristía de la basílica superior, descendemos a través de una escalera para adentrarnos en mundo de misterio a varios metros bajo tierra.
Estrechos pasadizos y paredes decoradas con frescos bajomedievales se combinan para seducir al visitante. Más allá se encuentran restos de algunas construcciones domésticas romanas, además de vestigios del templo a Mitra que sirvió de base al edificio cristiano.
En tiempos de Pascual II se cegó esta parte inferior para reconstruir la Basílica de San Clemente. Las remodelaciones continuaron hasta el siglo XVIII, aunque la planta de tres naves con ábsides del siglo XII se respetó. En la nave izquierda, uno de los frescos pudo ser obra de Masaccio, uno de los artistas que abrió la revolución pictórica renacentista.
¿Qué ver en los alrededores?
Como vemos, San Clemente es una de las basílicas más sugerentes de Roma y puede ser un buen contrapunto tras presenciar el grandioso Coliseo. Y es que San Clemente se halla a pocos minutos andando del famoso anfiteatro de la capital italiana. Así mismo, también tenemos muy cerca la Domus Aurea y las Termas de Trajano. Y poco más al sureste está San Juan de Letrán.
Horarios y precios
De lunes a sábado: de 9 a 12:30 y de 15:00 a 18:00. Domingos: de 10:00 a 12:30 y de 15:00 a 18:00.
La basílica superior es gratis, acceder a las excavaciones cuesta 5€ para los adultos y 3.50€ para los menores de 26 años.
Transporte
Metro: Colosseo, línea B. Autobús: líneas 85, 87, 117, 186, 810 y 850.
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